Tegucigalpa Francisco Morazán.– La Dirección de Medicina Forense sepultó este día, 26 cadáveres no reclamados por sus familiares,en la que es la segunda inhumación del año; algunos de ellos estaban plenamente identificados por el método científico de dactiloscopia, otros en calidad de supuestos o desconocidos.
Entre los plenamente identificados se encontraban, Anelsin Geromin Mendoza López, cuyo levantamiento cadavérico fue realizado en el centro penal de Morocelí conocido como “La Tolva”; Froylán Gómez y Joaquín de Jesús Castro procedentes de La Esperanza; José Arnulfo Mejía de Catacamas; Elder Joel Bueso Pineda de Comayagua y Nelson Enrique Martínez Soto, cuyo levantamiento fue realizado en la morgue del Hospital Escuela Universitario (HEU).
En calidad de supuestos estaban Marco Tulio Madrid y Nelson Enrique Martínez Soto. Estos levantamientos cadavéricos fueron en la morgue del HEU y en calidad de desconocidos o no identificados de las zonas de Comayagua, El Paraíso, Siguatepeque, Catacamas, Lempira; así como de las colonias y barrios del Distrito Central en Francisco Morazán como La Cañada, Suyapa, El Trapiche, Villanueva y La Laguna.
Los cadáveres no identificados se debe a que las autoridades forenses necesitan realizar otros métodos científicos de identificación como el odontograma o autopsia oral y practicarse un ADN, pero, para ello es necesario la presencia de un familiar para hacer el cruce de información o toma de muestras laboratoriales.
Esta fue la segunda inhumación del año; en la que se contó con la coordinación de la doctora Eliza Reynoso, encargada de la sección de Identificación Humana de Medicina Forense y por parte de la AMDC la abogada Linda Guillén; ya que es la comuna quien donó los ataúdes y el predio para realizar el sepelio de manera digna.
También asistió el representante forense del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), doctor Carlos Mejía Dueñas, quienes dan acompañamiento a los entierros y donan las bolsas térmicas para colocar cada uno de los cadáveres.
Además, el sepelio contó con la presencia del diácono permanente Javier Suazo, en representación de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, quien realizó el ritual de exequias pertinente de la Iglesia Católica para ofrecer culto, alabanza y acción de gracias a Dios por el don de una vida que retorna a él, autor de la vida y la esperanza del justo.